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16 julio 2021
Autor: Miren Grimaldos Escribano y Felipe Sanz Martín
Duración aproximada de lectura: 5 min

retorno a la vidaCuando partimos hacia nuestra nueva etapa en el Hospital Benito Menni, nos encontramos con la cruda realidad que sufren los pacientes postCOVID tras haber pasado por la unidad de cuidados intensivos. Fue bastante impactante ver la cara más oculta del virus, aquella que está poco a la vista y que requiere un periodo largo en el que hay que mantener una enorme constancia y fuerza de voluntad para poder volver a ser independientes en las actividades de la vida. Aunque hayan dejado atrás los peores momentos de la lucha contra el virus, esta etapa en concreto es muy dura psicológicamente, ya que deben pasar este trance hacia la recuperación sin la compañía de los suyos y viendo las dificultades y problemas que les ha dejado la COVID-19.

El paciente postCOVID necesita una serie de cuidados específicos, ya que acarrean múltiples secuelas. La mayoría muestra hipoacusia, anosmia y ageusia. Además, muchos de ellos sufren de disfagia y afonía, por lo que necesitan una dieta con textura adecuada y atención por parte de un logopeda y un neuropsicólogo. Otro de los cuidados más comunes que requieren es la oxigenoterapia, ya que los pulmones aún se ven afectados por el virus y, en muchos casos, no consiguen saturar con normalidad.  Asimismo, se administran distintas medicaciones, como por ejemplo insulinas, ya que los valores de glucosa en sangre se ven alterados tanto por el virus como por otros fármacos utilizados anteriormente para tratarlo.

Otro de los valores que hemos observado que se altera es la coagulación, por ello la gran mayoría necesita la administración de heparina, tanto para controlar esa alteración como para prevenir otras complicaciones. Una de las consecuencias que sufren los pacientes durante su ingreso, al estar encamados durante días, son las úlceras por presión, sobre todo en las prominencias óseas. Estas úlceras requieren limpieza, cura diaria y cambios posturales para evitar que se agraven y conseguir que mejoren en la medida de lo posible. Otro cuidado que realiza la enfermera sobre estos pacientes es el sondaje vesical, ya que, en muchos casos, llegan al centro con una sonda vesical y nuestra función principal es evaluar que sean continentes al retirarla, evitar las infecciones y retenciones de orina. Otros profesionales del centro, como fisioterapeutas y terapeutas ocupacionales, se encargan de ayudarles a recuperar la musculatura física y capacidad motriz que perdieron durante su ingreso en la UCI, para conseguir que sean autónomos en las actividades básicas de la vida diaria.

Uno de los casos que más nos ha impactado es el de una paciente de 50 años que ingresó en la unidad tras haber estado ingresada en otro hospital. Esta paciente se contagió de coronavirus en septiembre y, tras recibir la noticia de que era positiva junto con el resto de su familia, comenzó a sufrir la sintomatología del virus y poco a poco fue empeorando, hasta el punto de tener que llamar a una ambulancia por la dificultad respiratoria que sufría. Tras llegar al servicio de urgencias y ser tratada con oxigenoterapia, fue ingresada en planta COVID en un estado estable. En menos de dos horas su estado de salud empeoró drásticamente, llegó incluso a la inconsciencia, por lo que fue derivada al servicio de cuidados intensivos, donde tomaron la decisión de realizar una intubación orotraqueal; no podía respirar por sí misma de ninguna forma.

Su tiempo en el servicio duró 17 días en este mismo estado, y al ir mejorando poco a poco, finalmente, retornó a planta. La estancia en esta última fue muy dura psicológicamente para ella, se encontraba asustada, sola, sin apoyo de sus familiares y en un estado de dependencia casi total. No era capaz de hacer nada por sí sola, necesitaba ayuda para comer, beber, cambiar de postura, tenía una sonda vesical y una capacidad motora muy reducida, hasta el punto de no poder moverse de la cama al sillón sin ayuda. Además, sufrió una alteración de los niveles de glucosa en sangre que derivó en una diabetes.

Después de pasar siete días en este servicio, fue trasladada al Hospital Benito Menni para su recuperación. Cuando ingresó en nuestra unidad comenzamos a realizar todos los cuidados pertinentes para conseguir que tuviera un restablecimiento lo más rápido y eficiente posible. Con el paso de los días fue mejorando con bastante celeridad, comenzó a deambular por sí misma, a comer y beber con normalidad, a saturar sin necesidad de oxigenoterapia, a ir sola al aseo… Vino con muchos ánimos de mejorar y conseguir recuperarse, aunque echaba mucho de menos a su familia. Cada día que pasaba se encontraba un poco mejor físicamente, y al ver esta mejoría se sentía mejor en el estado de ánimo: su vuelta a casa estaba cada vez más cerca. Finalmente fue derivada a otra unidad más especializada, ya que en esta se encontraba de manera provisional durante los primeros 14 días tras la llegada al centro.

Para nosotros, como estudiantes de Enfermería, ha sido una experiencia muy gratificante; poder estar al lado de una persona en esta situación, apoyarla y brindarle todos los cuidados que necesita nos llena de una enorme satisfacción. Nos hemos dado cuenta de que, aparte de todos los cuidados técnicos, estos pacientes necesitan sobre todo mucho apoyo psicológico puesto que las únicas personas que ven en su día a día es el personal sanitario que trabaja allí. Una de las cosas más importantes que estamos aprendiendo en esta unidad es que el propio trabajo de enfermería no se centra solo en las técnicas, si no que va más allá y tiene como finalidad el confort, el cuidado y apoyo a los pacientes.

También hemos sido conscientes de la amplitud que tiene este virus, que ataca cualquier parte del cuerpo, sin distinción alguna, y deja muchas secuelas que son más graves de lo que se pensaba, con un proceso de recuperación largo; en muchos casos, no se llega al estado anterior al contagio de SARS-CoV-2.

Con esta experiencia nos llevamos un enorme aprendizaje tanto técnico como humano, habiendo conocido otras realidades muy distintas a las que habíamos visto con anterioridad, ya que la enfermería engloba un amplio espectro de ámbitos, brindando así todos los cuidados necesarios en las diversas etapas de la vida, desde el nacimiento de la persona hasta la muerte. Sería muy necesario que se diera a conocer en la sociedad la realidad que viven estos pacientes, para hacer ver la gravedad que conlleva este virus y las consecuencias que tiene en muchas de las personas que se contagian.

Ahora más que nunca se está viendo lo importante que el trabajo en equipo del personal sanitario para ir todos a una y ser lo más eficientes y eficaces posibles. Además es fundamental el apoyo que nos damos entre nosotros, ya que detrás de los EPI y uniformes hay personas que también tienen un desgaste tanto físico como psicológico muy significativo, y está claro que, desgraciadamente, esta pandemia va a traer una serie de consecuencias a escala mental que veremos más adelante.

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