29 enero 2021
Autor: DAE Formación
Duración aproximada de lectura: 4 min

La higiene corporal en la persona anciana

El concepto de higiene hace referencia a todas aquellas medidas dirigidas a la conservación de la salud y la prevención de la enfermedad. Se habla así de hábitos higiénicos referidos a la dieta, al ejercicio físico, a las posturas corporales, al sueño, etc.
Es una necesidad básica del ser humano y un método esencial para prevenir problemas cutáneos, infecciones y malestar, al mismo tiempo que ofrece una sensación de bienestar.
La piel es la principal destinataria del aseo. Por todo ello, es preciso mantenerla en condiciones óptimas a través de la higiene.
El objetivo principal del aseo es la limpieza y la hidratación, y como consecuencia el del bienestar del anciano. Hay que aprovechar este momento para observar el estado de la piel y valorar la existencia de alteraciones, respetando al máximo la intimidad de la persona.
Es necesario tener en cuenta las capacidades del anciano y su grado de dependencia con el fin de planificar los pasos a seguir. Nunca se deberá realizar ninguna tarea que el adulto mayor pueda llevar a cabo por sí mismo sino fomentar su autonomía.
Por otra parte, cuando uno se encuentra ante una persona mayor dependiente existen dos técnicas de realización de la higiene: con ayuda parcial o total. Por lo tanto, si el anciano puede colaborar en el aseo, la técnica a utilizar será la de la ayuda parcial. Solo en el caso de dependencia total se realizará una higiene con ayuda total.

Preparación para la higiene corporal en la persona anciana

Para lograr que el aseo sea sencillo y agradable tanto para el adulto mayor como para la persona cuidadora se deben seguir las siguientes pautas:

  • Procurar en todo momento la intimidad y dignidad de la persona mayor.
  • Explicarle lo que se va a realizar y solicitar su colaboración.
  • Facilitar el procedimiento para que el anciano realice aquellas tareas que pueda desempeñar por él mismo y animarle a hacerlo, sin importar el tiempo que tarde.
  • Mantener la habitación en la que se va a llevar a cabo el aseo a una temperatura adecuada, evitando las corrientes de aire.
  • Tener a mano una silla por si el anciano necesita sentarse.
  • Tener a punto las ayudas técnicas, si se dispone de ellas.
  • Preparar el material necesario para realizar el aseo: champú, gel (pH neutro), esponja, cepillo, toalla, crema hidratante, etc.
  • Tener en un sitio cercano la ropa limpia para después del aseo y absorbentes si fueran necesarios.
  • Comprobar la temperatura del agua antes de comenzar el procedimiento.
  • Evitar que permanezca más de 15 minutos en contacto con el agua, para evitar maceraciones.

Higiene en la persona anciana con ayuda parcial

Se llevará a cabo cuando el anciano necesite ayuda para desempeñar ciertas acciones relacionadas con la higiene.
La ayuda que se presta al adulto mayor va desde el recuerdo o estímulo verbal, pasando por carteles informativos, hasta la ayuda física y el desempeño de ciertas tareas por parte del cuidador.
Será necesario seguir las siguientes pautas, además de las enunciadas en el apartado anterior: para realizar la higiene con ayuda parcial:

  • Lavarse las manos y ponerse guantes.
  • Ayudar al anciano a quitarse la ropa.
  • Proceder al lavado siguiendo la siguiente secuencia:
    • Cara con agua solamente.
    • Resto del cuerpo de arriba abajo con esponja y jabón.
    • Por último, enjabonar genitales y periné.
  • Enjuagar con agua limpia.
  • Secar evitando el frotamiento.
  • Poner especial interés en las zonas de pliegues tanto en el lavado como en el secado.
  • Aplicar crema hidratante, especialmente en zonas de presión y de prominencias óseas. Dejar que la piel la absorba antes de proceder al vestido.
  • Ayudar al anciano a vestirse y dejar en una posición adecuada y cómoda.
  • Recoger la ropa sucia y el material utilizado en el aseo.

Higiene en la persona anciana con ayuda total. Paciente encamado

La higiene con ayuda total se realizará en adultos mayores que no puedan desempeñar por sí el aseo (inmovilizados, encamados, con pérdida importante de la capacidad funcional o con deterioro cognitivo).
Para llevar a cabo la higiene con ayuda total deben seguirse las siguientes pautas, además de las enunciadas en el apartado “Preparación para la higiene corporal”:

  • Preparar ropa limpia para la cama si es necesario cambiarla.
  • Lavarse las manos y ponerse guantes.
  • Retirar la ropa que cubre al paciente.
  • Posicionar al paciente en decúbito supino.
  • Desnudarlo, procurando que no quede completamente desnudo durante el aseo (colocar por encima una toalla, sabana, etc., e ir descubriendo por zonas para realizar el lavado y secado).
  • Lavar al anciano por partes: enjabonar una zona, enjuagarla, secarla sin frotar y cubrirla antes de pasar a otra zona (Ver Imagen 1).

Higiene corporal de la persona ancianaImagen 1. Limpieza de piernas y pies

  • Evitar que se moje la cama (colocar debajo del paciente una toalla o algún dispositivo impermeable).
  • Lavar de arriba abajo al paciente por la zona frontal siguiendo el siguiente orden:
    • Cara, sin jabón.
    • Cuerpo de arriba a abajo con esponja y jabón evitando el periné.
  • Colocarlo en decúbito lateral para realizar el aseo de la zona dorsal de arriba abajo con esponja y jabón, evitando la zona glútea.
  • Colocar de nuevo al paciente en decúbito supino para realizar el lavado del periné.
  • Prestar atención a las zonas de pliegues cutáneos, tanto en el lavado como en el secado.
  • Cambiar el agua cuando sea necesario, sobre todo antes de lavar la región genital.
  • Hidratar la piel dejando que se absorba el producto antes de ponerle la ropa.
  • Vestir al paciente.
  • Cambiar la ropa de la cama.
  • Dejar al anciano colocado en una posición adecuada y cómoda.
  • Recoger la ropa sucia y el material utilizado en el aseo.

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