8 abril 2021
Autor: DAE Formación
Duración aproximada de lectura: 4 min

La técnica de reciente implantación del curso de cuidados al paciente con alteraciones respiratorias, tiene como objetivos:

  • Mejorar la oxigenación.
  • Mejorar la mecánica respiratoria.
  • Homogeneizar el gradiente de presión pleural, el insuflado alveolar y la distribución de la ventilación.
  • Aumentar el volumen pulmonar y reducir las atelectasias.
  • Facilitar el drenaje de secreciones.
  • Reducir las lesiones asociadas a la ventilación mecánica.

Tal y como mostramos en nuestros cursos para enfermería, la oxigenación mejora aproximadamente entre el 70% y el 80% de los pacientes con SDRA, a la vez que se reduce la duración de la ventilación mecánica en una semana de promedio (Pelosi et al, 2002).

Real y Enrique (2002) describen el procedimiento del siguiente modo:

  • Explicar la técnica al paciente en caso de que sea posible o bien a la familia, informando de las complicaciones previsibles, como la deformidad facial.
  • Suspender la nutrición enteral, comprobar la permeabilidad de la sonda nasogástrica, confirmar que no hay contenido en el estómago y conectar la sonda nasogástrica a bolsa para forzar el vaciado gástrico y evitar el reflujo.
  • Realizar la higiene del paciente por la cara ventral y colocar la cama en posición horizontal.
  • Realizar las curas de heridas situadas en la parte ventral incluyendo el cambio de apósitos de los drenajes y su vaciado, también los apósitos de los accesos vasculares, comprobando su fijación y valorando la colocación de alargaderas en los catéteres vasculares o de bolsas colectoras en drenajes o heridas muy exudativos.
  • Limpiar, lubrificar y ocluir con apósitos ambos ojos.
  • Decidir hacia qué lado se girará al paciente. Se elegirá girarle hacia donde se encuentra el ventilador, o bien hacia el lado contrario donde se encuentra el acceso venoso, de tal manera que al girar la mayor parte de las tubuladuras y equipos queden por encima del paciente.
  • Recolocar las bombas de perfusión endovenosas en el lado de la cama donde vaya a quedar situado después el acceso venoso, previendo la maniobra para que los equipos de infusión endovenosos no obstaculicen el giro.
  • Colocar la bolsa de orina pinzada y los drenajes torácicos a los pies de la cama, de manera que queden entre las piernas y no entorpezcan el giro.
  • Comprobar la fijación del tubo endotraqueal y la holgura suficiente de las tubuladuras del ventilador.
  • Aspirar secreciones bronquiales y la cavidad bucal.
  • Valorar junto al médico la necesidad de sedo-analgesia y de aumentar la FiO2 durante la ejecución.
  • Retirar los electrodos del monitor y desconectar todos los cables de medición que no sean imprescindibles; puede ser suficiente el mantener una pulsioximetría transcutánea durante el giro.
  • Durante toda la maniobra, la enfermera responsable del paciente debe sujetar el tubo endotraqueal, la sonda nasogástrica y la vía venosa, dirigiendo la operación desde la cabecera de la cama. A los lados de la cama se situarán uno o dos celadores, según la corpulencia del paciente, y una auxiliar de enfermería para apoyar la maniobra.
  • Desplazar al paciente hasta el extremo de la cama contrario al sentido del giro.
  • Situar el brazo que queda en el centro de la cama con la palma de la mano hacia arriba y debajo del glúteo para evitar luxaciones de hombro y girar al paciente hasta dejarlo en posición decúbito lateral en el centro de la cama (Ver Imagen 1).

Imagen 1. Girar al paciente hasta dejarle en posición de decúbito lateral

  • Colocar las almohadas en la cama junto al paciente a la altura de las escápulas, de la cadera y de los tobillos. A la altura de la cabeza se situará un empapador para la saliva y debajo de él un rodete o una toalla.
  • Girar al paciente sobre las almohadas en decúbito prono.
  • Centrar al paciente en la cama comprobando la correcta alineación corporal (Ver Imagen 2).

Imagen 2. Centrado del paciente en cama con correcta alineación corporal

  • Volver a monitorizar las constantes, comprobando la correcta ventilación y el estado hemodinámico, valorando la realización de nuevas calibraciones.
  • Revisar la situación del tubo endotraqueal y el funcionamiento de accesos vasculares y drenajes.
  • Colocar la cabeza y los brazos en posición fisiológica y la cama en posición anti-Trendelemburg (10 a 15º de inclinación) para evitar el reflujo gastroesofágico y disminuir el edema facial.
  • Situar la bolsa de orina en un lateral de la cama pasando la tubuladura por debajo de la pierna y manteniendo la sonda urinaria entre las piernas, despinzarla.
  • Reanudar la nutrición enteral y recolocar aparatos si fuese preciso.
  • Registrar el procedimiento y las incidencias durante el mismo.

El tiempo de permanencia en decúbito prono es muy variable en los estudios analizados, ya que oscila entre los 30 minutos y las 42 horas. La mejora de la oxigenación ocurrió en el 69% de los pacientes de la revisión de Curley (1999), siendo los beneficios de carácter acumulativo. Las yatrogenias fueron escasas y el edema facial fue la complicación más frecuente, junto con las úlceras por presión, en los estudios que mayor tiempo tuvieron a los pacientes en decúbito prono (Curley, 1999). Pese a todos estos resultados positivos, la técnica del decúbito prono aún no ha conseguido disminuir la mortalidad de los pacientes críticos (Gattinoni et al, 2001).

Está contraindicada en:

  • Fracturas vertebrales inestables con tracción esquelética.
  • Presión intracraneal elevada.
  • Situación hemodinámica inestable.
  • Grandes quemados.
  • Heridas abiertas en la zona ventral o en la cara.
  • Fracturas pélvicas.

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