29 enero 2021
Autor: DAE Formación
Duración aproximada de lectura: 4 min

Existen numerosas ocasiones en las que hay que adaptar la dieta del anciano, o bien porque el aporte calórico o de nutrientes sea insuficiente o bien por su seguridad, ante problemas de disfagia, bajo nivel de conciencia, problemas en la cavidad oral o en el tubo digestivo, etc.
La vía de alimentación de elección, si no hay nada que lo impida, será la oral con el fin de mantener activo el sistema digestivo. Si no es posible utilizarla, se hará a través de otras vías menos fisiológicas.

Nutrición oral

Los cambios acontecidos en el proceso de envejecimiento afectan a todos los órganos y sistemas, así como también al aparato digestivo. Por ello, se necesita modificar los hábitos de alimentación y los compuestos de la misma, de manera que los compuestos nutricionales deben estar acorde a las características fisiológicas, el grado de actividad y ejercicio que realice y la situación de salud de la persona mayor.

Alimentación tradicional

Como se ha comentado anteriormente, las características individuales de cada adulto mayor van a condicionar el tipo de alimentación a seguir.
Se conservará siempre que sea posible, adaptándola a las necesidades del adulto mayor. Por lo general, deberá ser de fácil digestión, poco condimentada, con platos atractivos, variados y servidos a una temperatura adecuada.
El consumo de grasas saturadas (mantequilla, embutido, tocino, etc.), sal, azúcares simples (azúcar, repostería, caramelos, etc.) y condimentos fuertes debe reducirse al máximo, y aumentar la ingesta de proteínas de alto valor biológico (carne preferiblemente blanca, pescado, huevos, lácteos), verduras, frutas e hidratos de carbono complejos que contengan fibra (cereales integrales, arroz, etc.).
Es importante que el anciano coma lentamente, introduciendo bocados pequeños en la boca. Si existe dificultad en la deglución, se le instará a que incline la cabeza hacia el tórax antes de tragar. Si aparece carraspeo, tos, náuseas o regurgitación durante la ingesta, deberá interrumpirse la comida.
Se evitará realizar curas u otros procedimientos dolorosos justo antes de ofrecer los alimentos, ya que el malestar y el dolor pueden contribuir a la disminución del apetito. Asimismo, debe procurarse que el anciano no se tumbe inmediatamente después de comer para facilitar el proceso digestivo.
Es importante señalar que el aseo bucal debe fomentarse después de cada comida.

Alimentación básica adaptada

Son preparados similares a los tradicionales adaptados a las necesidades del anciano con respecto a la consistencia, la textura y la cantidad de ciertos nutrientes. Existen, por lo tanto, diversas opciones de adaptación.

  • Cambio de consistencia: se puede optar entre dieta de fácil masticación, blanda, triturada (puré, papilla, compota, etc.) o líquida. Si existen problemas estenosantes, se optará por una dieta más líquida, mientras que si el anciano presenta disfagia, deberá ser más espesa. No se aconseja dar de comer con jeringa.
  • Cambio de textura: la textura deberá ser uniforme especialmente si existen problemas de masticación o deglución. Se evitará combinar texturas en el mismo plato, y si es preciso, se utilizarán espesantes (harina, yema de huevo, gelatina, agua gelificada, espesante en polvo, etc.).
  • Adición de nutrientes: para enriquecer los alimentos con proteínas se utilizará clara de huevo, lácteos, latas de atún, etc.; para aumentar las calorías ingeridas se añadirá a las comidas aceite de oliva, nata, chocolate, frutos secos, etc.; y para incrementar el aporte de vitaminas se ofrecerán zumos, ensalada, gazpacho, etc.

Suplementos nutricionales orales

Son preparados comerciales de alto contenido nutricional que se utilizan para complementar la alimentación oral (tradicional o adaptada) o como alimentación única cuando el estado del adulto mayor lo requiere. Existen varias presentaciones: en polvo, líquido, crema, pudin o barritas.
Se pueden encontrar dos tipos de suplementos:

  • Suplementos con fórmulas completas: contienen todos los nutrientes necesarios para garantizar un estado nutricional adecuado. Pueden utilizarse como complemento de la dieta base o como dieta única.
  • Suplementos con fórmulas no completas o modulares: aportan distintos nutrientes a la dieta del anciano.

Siempre que el suplemento se utilice para complementar la dieta de la persona mayor, deberá administrarse fuera de las comidas.

Nutrición enteral

La nutrición enteral es aquella en la que se introduce el alimento al tubo digestivo a través de una sonda, ya sea nasogástrica o abocada a una ostomía. Su uso es controvertido, ya que no se ha demostrado que mejore la calidad de vida, el estado funcional ni reduzca el tiempo de recuperación de una enfermedad o de estancia hospitalaria.
Se recomienda su uso en ancianos con una ingesta oral insegura o inviable, siempre y cuando su estado clínico sea estable y se estime que esta forma de nutrición va a mejorar un proceso patológico o su calidad de vida. No está indicada en pacientes terminales.
La nutrición enteral no es una decisión médica, sino que el paciente y sus familiares tienen que dar el visto bueno. Una vez aceptado, hay que formar al anciano, si tiene capacidad, y/o al cuidador para que sean capaces de administrar la alimentación y realizar los cuidados que requiere la sonda antes de regresar a su domicilio.
La alimentación enteral consiste en preparados comerciales. Además, existen dos pautas distintas para administrarla:

  • Continua: se administra durante las 24 horas, por goteo o con bomba de infusión.
  • Intermitente: es la más fisiológica. Se administra un número determinado de tomas al día. Las pautas a seguir son las siguientes:
    • Siempre que sea posible, el paciente debe estar en posición de Fowler o semiFowler y mantenerse así un tiempo después de la ingesta.
    • Antes de administrar la toma debe comprobarse si existe o no residuo gástrico. Para ello debe aspirarse el contenido del estómago con una jeringa a través de la sonda y tras comprobar la cantidad se vuelve a introducir en el estómago. Si el residuo excede de la cantidad determinada por el médico, no se infundirá la nueva toma.
    • Cargar el alimento en una jeringa (normalmente de 50 ml), conectarla a la sonda e infundir a una velocidad no superior a los 20 ml/minuto.
    • Después de la administración del alimento es preciso lavar la sonda con 50-100 ml de agua para garantizar su permeabilidad.

Nutrición parenteral

Por nutrición parenteral se entiende la administración de nutrientes a través del flujo sanguíneo, mediante una vía periférica o central. Al igual que ocurre con la nutrición enteral, su uso es controvertido y eleva mucho el gasto sanitario, por lo que se prefieren otras formas de alimentación siempre que sea posible.
La composición de fórmulas nutricionales será pautada por el médico que asista al adulto mayor.

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